martes, 22 de marzo de 2011

Cuando hay relación Música – Escritura

Como es bien conocido por todos los que han tenido, siquiera, un leve acercamiento a la historia del arte, el apogeo de las relaciones entre la música y la palabra, se dio entre los siglos XVI y XVII, después de la “misa del papa Marcelo”, de Palestrina y el nacimiento de la opera en Italia, derivado, de las tertulias, de la Camerata Fiorentina.
Aunque esto es verdad, en cierta manera, cabe resaltar el uso que hago de la palabra “apogeo”, ya que da a entender que ésta no ha sido la única etapa de la historia, en la cual, esta perfecta unión, ha sido implementada por los compositores.
Desde la antigua Grecia, hasta nuestros días, la estrecha relación Música – Escritura, ha sido un componente musical por excelencia, para demostrar sentimientos, pasiones, ideas y pensamientos de nuestra cotidianidad y de nuestras creencias y vivencias.
La llamada “Música Retorica”, se da cuando la música está al servicio de la palabra, y cuando ésta palabra tiene tal trascendencia, que por sí sola ya podría ser música, desde sus cadencias e inflexiones propias, que tienen una musicalidad innata desde su existencia misma.

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